Viu Manent en Vivienda y Decoración: «Recuperar la Historia»
octubre 2013Reportaje especial a nuestro centro de visitas La llavería en la prestigiosa revista Vivienda y Decoración de Diario El Mercurio.
Recuperar la Historia:
La viña Viu Manent estrena nuevas instalaciones luego de que el terremoto de 2010 dejara en el suelo gran parte de su antigua llavería. Junto con la recuperación de su estructura se reacondicionaron los espacios, y a la tienda de vinos y artesanía se sumaron salones de eventos, lugares de cata y una sala testimonial que cuenta la historia de la viña y la familia.
Lorena Viu aún recuerda los tractores entrando y saliendo de «la llavería» de su campo familiar en Colchagua; al administrador abriendo la puerta; a los trabajadores que guardaban las más diversas herramientas en las habitaciones; los caballos… De aquel uso agrícola que tenía la construcción poco queda actualmente, solo su antigua estructura reparada con fidelidad a la original tras el último terremoto, y que hoy es el lugar que recibe a los visitantes en la Viña Viu Manent.
Al igual que todas las edificaciones del fundo fue levantada a principios del siglo XX, con gruesos muros de adobe y tejas, y con un corredor exterior que bordea un patio contenido. Pintada de blanco es la primera imagen que se tiene de la viña
Fue a principio de los años 90 cuando la familia comenzó a adaptar algunos de los espacios de la llavería para contar con un programa más completo para los turistas; así apareció un pequeño emporio de artesanías nacionales, una tienda de vinos, un restorán y una cava. Sin embargo, el devastador terremoto de 2010, dejó gran parte del inmueble en el suelo, paralizando casi por completo las actividades turísticas en torno al vino. «En su recuperación participaron no solo maestros de la zona, también las personas que trabajaban acá asumieron otras labores. Y con una energía tan potente, que al poco tiempo ya estaba todo en pie», cuenta Lorena Viu.
Las reparaciones sirvieron para renovar algunas de las instalaciones existentes, e incorporar otras. Apareció junto al acceso -y frente a la tienda- la Sala Malbec, cuyo nombre hace honor a la variedad que más fama le ha dado a la viña. Allí el visitante hace un viaje al pasado a través de afiches, mapas, fotografías históricas que cuentan la historia de la familia y la viña. Y de elementos icónicos como la primera botella de vinos Viu, y las fichas con la forma de huasito que los temporeros canjeaban por plata y pan en períodos de vendimia.
En lo que era la bodega de guarda, y donde estuvo el restorán, hoy está uno de los salones de eventos para reuniones de grupos pequeños. Un par de imponentes cubas junto al acceso son un registro de lo que alguna vez pasó allí y acompañan a las mesas montadas según la cantidad de comensales. Hay sillas de campo, mantas, sarmientos, muebles de ratán y otros de madera que mandó a hacer la propia Lorena; y como elemento clave en la decoración destaca un antiguo libro de recetas de cocina -puesto como pieza de museo- que perteneció al abuelo de Lorena Viu y que escribió mientras trabajaba como ayudante de cocina en un barco.
Prensas de vinos, bombas, corchadores marcan la llegada al comedor principal donde se pueden hacer comidas hasta para 300 personas. Se trata de un recinto grande y abierto hacia el patio, con mesas y sillas de madera pintadas en café grisáceo -y hechas por un maestro de la zona-, ubicadas junto a un living que se vuelca a la chimenea, y un bar realizado por la diseñadora Miru Fondon. «Esto era como un galpón, acá antes se estacionaban los tractores; después armamos el bar en una esquina, pero luego del terremoto se repensó el lugar y decidimos ubicar este extenso comedor que ocupa todo el largo del salón, y abrir ventanas más grandes hacia las parras», explica Lorena. La gracia es que esta zona se conecta con el quincho, donde además hay horno de barro y fogón para corderos al palo.
Según cuenta Lorena, muchos materiales se sacaron de las cubas de roble cuando éstas se reemplazaron por las de acero inoxidable. Con esa madera se hicieron muebles y repisas; los zunchos de fierro, por su parte, dieron origen a rejas y lámparas y toda la señalética se hizo con duelas.
La tienda de artesanías y la de vinos, que también sufrieron daños con el sismo, se armaron tal cual estaban. Así, con el nuevo equipamiento y el existente, la vieja llavería se transformó en un completo recinto de bienvenida y esparcimiento, que da cuenta de su historia a quienes visitan Viu Manent.
EN 1966 MIGUEL VIU MANENT COMPRÓ PARTE DE LA HACIENDA SAN CARLOS DE CUNACO, CON SU CASA PATRONAL, BODEGAS Y LLAVERÍA.
EN LA REHABILITACIÓN TRABAJARON PRINCIPALMENTE MAESTROS DE LA ZONA, CONOCEDORES DEL OFICIO EN FIERRO Y MADERA.